El año 2017 ha sido designado por la ONU y la Organización Mundial de Turismo, como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, que aspira a impulsar cambios en las políticas, en las prácticas empresariales y en el comportamiento de los consumidores, con la finalidad de hacer del turismo un sector más sostenible y catalizador del cambio.
El turismo sostenible se entiende como aquél que tiene en consideración la totalidad del impacto presente y futuro sobre la economía, la sociedad y el medio ambiente, abordando las necesidades de los visitantes, la industria, el ecosistema y las comunidades donde se lleva a cabo.
En este sentido, la visión de la ONU encaja perfectamente con el enfoque que le ha dado la presente administración a la actividad turística, así como con las políticas que la promueven. Uno de los aspectos fundamentales de la sostenibilidad es el cuidado y conservación de los atractivos turísticos naturales.
En este último aspecto no hay que descubrir el hilo negro, los turistas quieren atractivos naturales bien conservados. Se estima que alrededor de 50% de los viajes de ocio en el mundo se realizan en zonas naturales, y quienes las visitan quieren admirar paisajes y ecosistemas de flora y fauna lo menos perturbados posibles.
El elemento de preservación ecológica ha estado presente en las acciones que forman parte de la política turística, por ejemplo, apenas el año pasado en el marco de la Cumbre COP13 que se realizó en Cancún, el Gobierno de México decretó la creación de cuatro nuevas áreas naturales protegidas, con lo que llegamos a 181.
A su vez, la actividad turística ha contribuido directamente a la conservación de hábitats en al menos tres formas: implementando prácticas de aprovechamiento sostenibles, como estrategia de financiamiento para la conservación, y promoviendo una mayor conciencia pública sobre su importancia.
La creación de nuevas Zonas de Desarrollo Turístico Sustentable abre una nueva vertiente para detonar nuevos polos de desarrollo y nichos de mercado en regiones del país de alta marginación o que se han visto afectadas por la contracción de otras actividades económicas.
Y es aquí donde el presidente Peña Nieto, ha decidido darle un enfoque más social a la política turística, aprovechando el gran potencial que tiene el sector como motor de crecimiento económico y palanca de desarrollo para un número cada vez mayor de comunidades.
Esto porque el turismo les permite a las comunidades sacar provecho o, por decirlo de otra forma, apalancar sus activos culturales y naturales. Éstos, siempre que estén bien administrados, se pueden convertir en polos de atracción turística y una base de desarrollo que genere ingresos y servicios públicos de calidad, vivienda y opciones de esparcimiento para las comunidades que los albergan.
El concepto detrás de esta visión es que, de la misma forma que ya tenemos destinos turísticos de primera, la actividad devuelva beneficios a la sociedad y con ello, también logremos tener comunidades receptoras de primera.
Para algunas regiones del país, e incluso para estados completos como Baja California Sur y Quintana Roo, el turismo representa la principal actividad económica y fuente de ingresos para sus habitantes, pero tenemos el reto de llevar a una mayor cantidad de familias los beneficios de la creciente derrama turística.
Estamos desarrollando un esquema de mayor colaboración entre el Estado, las empresas y organizaciones civiles, donde los recursos públicos acompañen y sirvan para potenciar y socializar todos los beneficios que generan las inversiones privadas, además de ser manejados con absoluta integridad y transparencia.
Un ejemplo del tipo de iniciativas que estamos promoviendo es el Grupo Técnico de Ordenamiento y Desarrollo Turístico Sustentable de Los Cabos, coordinado por Sectur y donde participan varias secretarías de Estado e instituciones como el Infonavit y el Fonatur, además de varias autoridades locales.
Su objetivo es la ejecución de acciones conjuntas en materia de agua, suelo, vivienda y distintos aspectos de planeación municipal, para asegurar la viabilidad a largo plazo de dicho destino, así como mejores condiciones de vida para la población local.
Otras acciones específicas del tema medioambiental, como los programas de certificaciones limpias de Sectur, Profepa y Semarnat y el acompañamiento a empresas y destinos para la obtención de certificados internacionales como Earth Check y Blue Flag, también contribuyen al mejoramiento del destino y al involucramiento de las comunidades.
México tiene un legado histórico inigualable, riquezas naturales incomparables, así como un clima generoso que permite detonar la actividad turística en prácticamente todo el territorio. Por ello, estamos determinados a llevar el turismo a todo el país con una visión amplia de crecimiento económico y desarrollo social, estoy convencido de que impulsándolo con este enfoque, resultará en una sociedad más igualitaria, integrada y segura.
*El maestro Enrique de la Madrid Cordero, es titular de la Secretaría de Turismo federal y el presente artículo fue proporcionado para la revista Tecnología Ambiental.
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